Somos los arquitectos de nuestro destino

Cada decisión es un ladrillo en la construcción de nuestra vida. Y aunque no podemos controlar todo lo que nos sucede, siempre podemos elegir cómo responder. Esa es nuestra mayor libertad y nuestra mayor responsabilidad.

Surya Reiki Costa del Sol

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a person walking on a path between rows of trees
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La vida no la configuran los acontecimientos, sino nuestras decisiones

En el transcurso de la vida, es común atribuir el rumbo de nuestra existencia a los acontecimientos externos: una oportunidad perdida, un golpe de suerte, una crisis inesperada o un encuentro fortuito. Sin embargo, si miramos con detenimiento, nos daremos cuenta de que lo que realmente define nuestra vida no son los eventos en sí, sino cómo decidimos responder ante ellos. Las decisiones que tomamos, conscientes o inconscientes, son las que moldean nuestro destino.

Los acontecimientos son circunstancias, no determinantes

La vida está llena de imprevistos. Algunos son favorables, como un ascenso en el trabajo o el nacimiento de un hijo; otros son desafiantes, como la pérdida de un ser querido o una enfermedad. Sin embargo, estos eventos no tienen un poder intrínseco para definir quiénes somos o hacia dónde vamos. Lo que realmente importa es cómo los interpretamos y qué hacemos con ellos.

Por ejemplo, dos personas pueden enfrentar la misma adversidad: una puede decidir rendirse y culpar al mundo por su situación, mientras que la otra puede verlo como una oportunidad para crecer y reinventarse. La diferencia no está en el evento, sino en la decisión que cada uno toma frente a él.

El poder de la elección consciente

Viktor Frankl, psiquiatra y sobreviviente del Holocausto, escribió en su libro El hombre en busca de sentido que, incluso en las circunstancias más extremas, el ser humano tiene la capacidad de elegir su actitud. Frankl demostró que, aunque no podemos controlar lo que nos sucede, siempre podemos decidir cómo responder. Esta libertad de elección es lo que nos hace dueños de nuestra vida.

Cada día tomamos decisiones, desde las más triviales hasta las más trascendentales. Decidimos cómo gestionar nuestro tiempo, cómo relacionarnos con los demás, cómo enfrentar los desafíos y cómo perseguir nuestros sueños. Estas elecciones, por pequeñas que parezcan, van construyendo el camino que recorremos.

La responsabilidad de decidir

Reconocer que nuestras decisiones configuran nuestra vida implica asumir la responsabilidad de nuestras acciones. No podemos culpar a los demás o a las circunstancias por lo que nos ocurre. Si bien es cierto que hay factores externos que influyen, somos nosotros quienes tenemos la última palabra sobre cómo actuar.

Esta responsabilidad puede parecer abrumadora, pero también es liberadora. Significa que tenemos el poder de cambiar nuestra vida en cualquier momento. No estamos condenados a repetir patrones ni a vivir en función de lo que nos ha ocurrido en el pasado. Cada decisión es una oportunidad para reinventarnos.

Cómo tomar decisiones alineadas con nuestro propósito

Para que nuestras decisiones nos lleven hacia una vida plena y significativa, es importante que estén alineadas con nuestros valores y nuestro propósito. Esto requiere autoconocimiento y reflexión. Preguntarnos qué es lo que realmente queremos, qué nos importa y qué tipo de persona deseamos ser nos ayudará a tomar decisiones más conscientes y coherentes.

Además, es fundamental aprender a manejar la incertidumbre. Muchas veces, tomar una decisión implica asumir riesgos y renunciar a otras opciones. Sin embargo, es precisamente en estas encrucijadas donde se define el rumbo de nuestra vida.

Somos los arquitectos de nuestro destino

La vida no es una serie de acontecimientos aleatorios que nos suceden, sino un conjunto de decisiones que tomamos en respuesta a esos eventos. Cada día enfrentamos situaciones que pueden parecer fruto del azar, pero lo que realmente define nuestro camino no es lo que nos ocurre, sino cómo elegimos enfrentarlo.

Desde pequeños, aprendemos que algunas cosas están fuera de nuestro control: el lugar donde nacemos, nuestra familia, las circunstancias externas. Sin embargo, nuestra mayor libertad y, al mismo tiempo, nuestra mayor responsabilidad radica en cómo reaccionamos ante esas circunstancias. Podemos elegir asumir una actitud de víctima, culpando al destino de nuestras dificultades, o podemos tomar las riendas de nuestra existencia y construir una vida auténtica y plena, como decidimos hacer los fundadores de Surya Reiki.

Cada decisión que tomamos es un ladrillo en la construcción de nuestra vida. A veces, tomamos elecciones acertadas que nos acercan a nuestras metas; otras veces, erramos y aprendemos valiosas lecciones. Pero incluso en los fracasos, si somos conscientes y reflexivos, podemos encontrar la oportunidad de crecer y mejorar.

Asumir la responsabilidad de nuestras decisiones nos permite vivir con mayor coherencia y autenticidad. Cuando nuestras elecciones están alineadas con nuestros valores y principios, encontramos un sentido de propósito y dirección. No se trata de evitar los errores o de controlar cada aspecto de nuestra existencia, sino de ser conscientes de nuestro poder de elección y utilizarlo con sabiduría.

Es cierto que hay eventos inesperados que pueden alterar el rumbo de nuestra vida: una crisis, una enfermedad, la pérdida de un ser querido. No podemos evitar el dolor ni el sufrimiento, pero sí podemos decidir cómo enfrentarlos. La resiliencia, la capacidad de adaptarnos y seguir adelante con determinación, es lo que nos permite transformar las adversidades en oportunidades de crecimiento.

En Surya Reiki te ayudamos

Os invitamos a tomar las riendas de vuestra vida de nuestra mano. Acepta la libertad de elegir y la responsabilidad que conlleva. Porque solo cuando asumimos nuestro papel como arquitectos de nuestro destino, podemos diseñar una vida que realmente valga la pena vivir.

En Surya Reki lo que nos define no es lo que nos ocurre, sino cómo elegimos enfrentarlo con las herramientas, habilidades y capacidades que desarrollamos. Todos podemos tomar las riendas de nuestra existencia y construir una vida auténtica y plena. Es lo que nosotros llevamos haciendo toda la vida y actuamos con esa certeza.

En última instancia, somos los arquitectos de nuestro destino. No somos meros espectadores en la historia de nuestra vida, sino los protagonistas. Cada día, con cada decisión, estamos construyendo la persona en la que nos convertimos. La pregunta es: ¿estamos construyendo con conciencia, responsabilidad y pasión, o simplemente dejamos que la corriente nos lleve?